¿Cómo reiniciar a raíz de COVID-19?

La pandemia de COVID-19 ha llevado a un cierre casi total de la actividad social y económica en todos los rincones del mundo. En solo tres meses, los pronósticos de crecimiento global se han reducido drásticamente. Se espera una desaceleración mayor que en la crisis financiera de 2008-2009, reiniciar las economías y la vida será el desafío definitorio del gobierno de nuestro tiempo. Los gobiernos deben encontrar un punto medio apropiado entre continuar en un aislamiento más largo y amplio que daña la economía y una reapertura que es demasiado pronto y rápido, poniendo en riesgo la salud pública y tener que implementar las mismas acciones que hoy estamos viviendo. Sin un precedente moderno para informarles, los gobiernos deben crear los mapas que guiarán sus acciones durante los próximos meses críticos.

La ruta, sin embargo, no se puede establecer en piedra. Es probable que la recuperación sea volátil y desigual. Como resultado, los gobiernos y las empresas deben desarrollar una estrategia resiliente y adaptativa para la reapertura, que permita ajustes a medida que se desarrollen los eventos y surja nueva información. Dicha estrategia tendrá tres componentes principales:1. Identificar los factores correctos, como la atención médica y la preparación pública, para determinar cuándo comenzar a reabrir negocios y otras instituciones. 2. Explicar cómo reabrir, sobre la base de un marco nacional coherente con una implementación local efectiva. 3. Manejar la incertidumbre que rodea la reapertura de la vida social y económica creando transparencia para generar confianza pública y asegurando que la estrategia se pueda ajustar para reflejar nueva información y condiciones. Podríamos pensar en modelos para abrir o reabrir: El enfoque de reinicio completo; un enfoque dirigido a mantener restricciones para poblaciones vulnerables; o el enfoque gradual que están adoptando países como China después de COVID-19 El modelo de reinicio completo existe la espera hasta que los nuevos casos de COVID-19 estén en cero y luego reinicia la actividad social y económica con medidas restrictivas mínimas. Esta estrategia requiere un conjunto de condiciones que pueden no ser factibles para la mayoría de los países, incluidos controles fronterizos estrictos, altos volúmenes de pruebas y rastreo de contactos, y la capacidad de hacer cumplir un período inicial prolongado de cierre de fronteras o de control de fronteras terrestres y aéreas.

El segundo enfoque permite el reinicio generalizado de la actividad social y económica, pero el aislamiento continuo y estricto para las poblaciones vulnerables como los ancianos. Puede no ser factible en muchos países, dada la gran cantidad de personas que necesitarían permanecer aisladas hasta que haya una vacuna o cura disponible. Sin embargo, puede ser la estrategia correcta para reiniciar la actividad a corto plazo para los países de bajos ingresos que no pueden desarrollar rápidamente la atención médica y la capacidad de pruebas para COVID-19. El tercer modelo puede ser el más adoptado, seria modelo graduado, los gobiernos levantan las restricciones de manera deliberada, gradual e incremental en función de la progresión de la enfermedad, la disponibilidad del sistema de salud pública y la preparación del público es lo más importante, seguir con las cuestiones básicas de prevención que se han estado realizando para todo el público en general. El gobierno debe desarrollar un marco nacional para guiar su reinicio, pero debe de proporcionar una amplia discreción para las decisiones de implementación a nivel local con los mismo Gobiernos. Con la excepción de las operaciones más esenciales, como la medicina, el suministro de energía, la logística y la alimentación, las actividades se incorporaron gradualmente en función de su riesgo de transmisión. A las empresas que consideren un riesgo de transmisión bajo a medio, como la fabricación, la construcción y el comercio minorista, se les permita reiniciar de manera inmediata. De manera gradual se permita la reapertura de empresas con alto riesgo de transmisión, incluidos restaurantes, hoteles e instituciones educativas. Ciertamente, todavía es temprano, podría haber un repunte en los casos de COVID-19 que complicaría nuevamente el reinicio económico.

Sin embargo, si bien la reapertura de negocios debe transcurrir relativamente sin problemas, hay indicios de que la recuperación económica general no será rápida. Como resultado final: algunos sectores pueden no volver a los niveles de demanda anteriores a COVID-19 durante un período prolongado.

Alejandro Robles

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